En este estado de ánimo
la distancia es sólo una prudente
quimera del pensamiento
y mi fiebre y tu piel forman parte
de una misma constelación ordenada.
Conserva latente el silencio nocturno
de madreselvas y plumas coloridas.
Nunca imaginé herida tan dulce
ni soledad tan rendida a tu presencia.
Observo el techo y fumo
en una lenta comunicación transoceánica
que me lleva desde esta ciudad de un millón de cadáveres
a tu temblor enrojecido y apresurado.
Escucho las noticias un golpe de estado
ocupará sin duda mis plegarias mañana
hoy sólo tu voz puede distraerme
del lento transcurrir de la distancia.